Desarrollar una vacuna constituye el primer paso de la lucha contra el Covid-19. Una vez logrado, vendrá el siguiente desafío: enviar, distribuir y conservar cientos de millones de dosis ¿Qué cuestiones son importantes para tener en cuenta? ¿En qué situación se encuentra Argentina? El Profesor de la Cátedra de Inmunología, Dr. Emilio Malchiodi, cuenta todo en esta nota.
El mundo espera, luego de una carrera frenética, la llegada de una vacuna segura y eficaz contra el Covid-19. Pero, también, debemos saber que la logística de su distribución no será para nada sencilla.
Las empresas no solamente deberán transportar las vacunas a miles de kilómetros de distancia sino que, también en algunos casos, conservarlas a temperaturas muy bajas ¿Qué puede suceder en Argentina?
Emilio Malchiodi, profesor Titular de la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica y Director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (UBA-Conicet) sostiene que “las 11 vacunas que están terminando la Fase 3 tienen distintos requerimientos y se las puede agrupar en 3 grupos, aunque todas deberán ser trasladadas a temperaturas muy bajas”.
El primer grupo, cuenta Malchiodi, “incluye a las desarrolladas en China por los laboratorios Sinopharm y Sinovac. Son las que utilizan el virus patógeno que fue inactivado, ya sea mediante calor o tratamientos químicos, y que metodológicamente, son similares a algunas que ya existen en el calendario de vacunación, por lo cual requieren el mismo tipo de enfriamiento que, en general, son tratar de mantenerlas congelada el mayor tiempo posible a -20 º C. Luego de descongeladas tienen una alta durabilidad y se las conserva a una temperatura que oscila entre los 2 -8º C, lo cual requiere una heladera del tipo hogareña”.
El segundo grupo, afirma Malchiodi, “está constituido por las vacunas de CanSino, la rusa Sputnik V (Gamaleya), Janssen y Janssen y la de Astra-Zeneca. Se caracterizan por tener un adenovirus que transporta el material genético para producir la proteína espiga como antígeno. Estas vacunas requieren una conservación máxima a -20 ºC para luego pasarlas a entre los 2º y los 8º C. En los vacunatorios a las que son multidosis, se las conserva sobre hielo y cuando llega la persona a vacunarse se extrae el contenido del frasco con una jeringa descartable y se aplica”.
Finalmente, Malchiodi relata que “el tercer grupo está formado por las vacunas basadas en el RNA mensajero que tienen una tecnología novedosa y requieren de mucho más frío, dada la inestabilidad natural del RNA. Por lo tanto, estas vacunas vienen protegidas por una nanopartícula que las protege de la destrucción y que debe ser conservada a -70 ºC (+/- 10 ºC)”.
Malchiodi cuenta que “el laboratorio Moderna realizó ensayos que le permiten afirmar que su vacuna puede durar 6 meses a -20 ºC, 30 días a 2-8º C lo cual es una gran noticia, y 12 horas a temperatura ambiente. La vacuna de Pfizer dura 6 meses a -70 ºC y 5 horas a 2-8 ºC, con lo cual los tiempos para su aplicación se reducen notablemente”.
¿Con qué tecnología cuenta Argentina para mantener una vacuna a estas temperaturas tan bajas? Malchiodi aclara que “con muy poco. Uno de los Institutos UBA CONICET mejor equipados, el Instituto que dirijo contaba con 5 freezers, cuyos valores oscilan entre los 12 y los 15 mil dólares cada uno. Son equipamientos complejos que requieren 2 compresores, y al romperse no se reponen por su alto costo”.
Malchiodi agrega que “tengo conocimiento que el Gobierno consultó a la empresa Argentina Ribi sobre la factibilidad de entregar 1300 freezers, pero tenemos que entender que es una empresa que de acá a fin de año estaría en condiciones de sacar 25 unidades y con un doble turno, un máximo de 40”.
El panorama parece preocupante, pero Malchiodi señala que existe una alternativa que es usar hielo seco que “está a -70-80 ºC, si bien no hay muchas empresas que lo fabrican y se va perdiendo rápidamente. En todo caso, Pfizer asegura que proveerá contenedores que pueden conservar el hielo seco durante 15 días porque, es importante aclarar, que esto no se dispone en los vacunatorios”.
Otro dato atenuante, menciona Malchiodi es que “Argentina con Pfizer se comprometió a comprar 750 mil dosis, una cantidad no tan complicada de conservar pero que claramente no tiene un alcance masivo, si no de 375 mil personas porque se requieren dos dosis”.
Finalmente, resueltos estos problemas, una cantidad inusitada de personas tendrá que aceptar vacunarse. Malchiodi destaca que “Los vacunatorios de Argentina tienen un plan de vacunación excelentísimo en Latinoamérica y que supera, en algunos casos, a países del primer mundo, demostrando la capacidad de administrar una gran cantidad de vacunas. El desafío, ahora, consiste en vacunar adultos que no están acostumbrados”
Subsecretaria de Comunicación, Rectorado de la Universidad de Buenos Aires