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La diversidad de la flora y la fauna autóctonas, la disposición suficiente de científicos y tecnólogos expertos y su trayectoria más que centenaria en la producción agropecuaria ponen a la Argentina en un lugar de destaque mundial para la producción de medicamentos biofarmacéuticos.

Desde el surgimiento de las industrias biotecnológicas alrededor de las principales potencias, la Argentina se ha perfilado precozmente como un país prometedor no solo en el contexto latinoamericano sino también en el mundial. Esto gracias a varios factores concurrentes, como las características particulares de la flora y de la fauna autóctona, el recurso humano altamente calificado en materia científica, una vasta historia agroproductiva y un escenario regulatorio propicio.

De hecho, la Argentina desarrolló, desde sus inicios, capacidades científicas, tecnológicas y productivas particulares que fueron un excelente punto de partida para los desarrollos biotecnológicos actuales. A mediados de la década de 1980, casi simultáneamente con lo que ocurría en Estados Unidos y Europa, comenzaron a aparecer en el mercado los primeros productos nacionales con aplicación en el campo de la salud humana y la genética vegetal. En otros términos, y a diferencia de lo ocurrido en el desarrollo “tardío” de otras industrias locales, Argentina ingresó tempranamente al selecto conjunto de países líderes en materia de biotecnología.

Actualmente, el país cuenta con más de 200 empresas productoras de base biotecnológica, predominantemente localizadas en las provincias de mayor tamaño tales  como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que se dedican principalmente a las áreas de salud humana, fertilización humana, reproducción animal, semillas y salud animal.

De cara al futuro, haciendo una reflexión prospectiva y en relación a la producción biofarmacéutica nacional, la posibilidad de comercializar internamente y exportar luego hormona de crecimiento e insulina humanas como medicamentos obtenidos por completo a partir de animales transgénicos argentinos es objetivamente viable, y posicionaría a nuestro país a la vanguardia de las sociedades biotecnológicamente avanzadas.

El proyecto Tambo Farmacéutico

Biosidus S.A. –parte del grupo farmacéutico Sidus, fundado en 1938– es una de las compañías de biotecnología más importantes de la Argentina. Ha establecido novedosas plataformas tecnológicas no solo en relación a animales transgénicos sino también respecto de terapia génica e investigación de la biodiversidad microbiológica en territorio argentino antártico.

El proyecto Tambo Farmacéutico es parte de un proceso patentado de Biosidus que contempla la utilización de vacas transgénicas de raza Jersey capaces de expresar en su leche sustancias de interés terapéutico. Hasta el momento, son dos las dinastías de vacas que se han desarrollado: mientras que la dinastía Pampa se relaciona con la obtención de hormona de crecimiento recombinante humana (recombinant human growth hormone en inglés o rhGH), la dinastía Patagonia se vincula a la obtención de insulina recombinante humana.

La dinastía Pampa

En agosto de 2002 nació en nuestro país Pampa, el primer bovino de raza Jersey obtenido por clonación de células somáticas fetales de Latinoamérica. En los meses siguientes se obtuvieron varias terneras integrantes de la “dinastía Pampa”: Clara, Mansa y Serena, que además de clonadas, algunas de ellas eran transgénicas para el gen de la rhGH. Este suceso ubicó a la Argentina en el selecto grupo de solo seis países del mundo que contaban con la tecnología para obtener bovinos clonados y transgénicos, y como el primero que logró la producción de rhGH en estos animales.

Fotografía de Pampa Mansa II y III, descendientes de Pampa Mansa, la primera ternera transgénica capaz de expresar rhGH en su leche

Luego de una estimulación hormonal temprana de sus glándulas mamarias, Pampa Mansa comenzó a producir leche que contenía rhGH. Con los primeros litros se demostró que la ternera producía una muy buena cantidad de la hormona y que esta se sintetizaba en las células de la glándula mamaria bovina de la misma forma que la natural. Con posterioridad se realizaron diversos estudios sobre la proteína aislada y purificada, y se comprobó que no solo su perfil fisicoquímico resultó idéntico al secretado por la hipófisis humana sino también que el producto era biológicamente activo, capaz de promover el crecimiento de varios animales de laboratorio.

Dicho de otro modo, los análisis fueron contundentes y terminaron por confirmar que todas las etapas que transcurrieron desde las modificaciones genéticas in vitro hasta la producción de la proteína humana en la leche bovina habían seguido el modelo planificado. En este sentido, Pampa Mansa representó el punto de partida del primer rebaño transgénico productor de rhGH en Argentina.

La leche con hormona de crecimiento humana es solo la etapa final de un mecanismo de producción y de ninguna manera es el medicamento que llegará a los pacientes. En la actualidad, Biosidus trabaja en el desarrollo completo de un método efectivo para el aislamiento y la purificación, a escala industrial, de rhGH a partir de leche bovina. Además de las exhaustivas pruebas de seguridad y eficacia, se deben cumplimentar con todos los requisitos regulatorios para obtener la aprobación del producto por parte de la autoridad competente. Se estima que en un futuro no muy lejano, la producción de apenas un animal transgénico podría satisfacer la demanda total de rhGH en nuestro país.

Nota relacionada: http://enfoco.ffyb.uba.ar/content/hormona-de-crecimiento-en-leche-vacuna

La dinastía Patagonia

Una vez afianzada la tecnología de generación de animales transgénicos en el marco del proyecto Tambo Farmacéutico –y luego de la obtención de hormona de crecimiento humana en la leche bovina–, Biosidus continuó expandiendo el desarrollo de esta novedosa metodología hacia otras moléculas de importancia farmacéutica. Uno de los objetivos ineludibles condujo a dar una respuesta productiva al tratamiento de la diabetes mellitus. En este marco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que en el año 2000, alrededor de 171 millones de personas padecían diabetes mellitus tipo 1 o 2 en todo el mundo, y se considera que esta cifra aumentará a 366 millones en 2030. Fue así que, entre febrero y marzo de 2007, nacieron Patagonia I, II, III y IV, cuatro terneras de raza Jersey que poseen en su genoma el gen del precursor de la insulina humana.

Fotografía de Patagonia I, la primera ternera transgénica capaz de expresar el precursor de la insulina humana en su leche

En su conjunto, la dinastía Patagonia es el primer rebaño clonado y transgénico de bovinos en el mundo capaz de generar insulina humana. Una estimación conservadora permite predecir que el volumen de producción de aproximadamente 25 vacas sería suficiente para cubrir la totalidad de la demanda de insulina humana de nuestro país.

Una mirada al futuro

Con el desarrollo técnico y la aprobación regulatoria relativamente reciente de los primeros cuatro medicamentos de base transgénica en el mercado europeo y/o estadounidense (ATryn®, Ruconest®, Elelyso® y Kanuma®), el uso de animales y plantas modificados genéticamente como plataforma para la producción de principios farmacéuticamente activos constituye, en la actualidad, una sólida realidad con un enorme potencial con vistas al futuro.

Animales y plantas transgénicos no solo representarían una extraordinaria estrategia costo-efectiva respecto de los sistemas de producción tradicionales, sino que podrían constituir la única forma de obtener cantidades industrialmente importantes de proteínas complejas. En este sentido, el Pharming ha venido acumulando suficiente evidencia para posicionarse como una de las herramientas más versátiles y económicamente viables de la biotecnología del siglo XXI, capaz de competir en igualdad de condiciones con otros métodos de fabricación de proteínas farmacéuticas.

Diego Canseco
Farmacéutico y primer especialista en Biotecnología Bioquímico-Farmacéutica por la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires.

La nota está basada en el trabajo de investigación final “Productos biofarmacéuticos transgénicos: pasado, presente y futuro de las especialidades medicinales basadas en el Pharming”, que fue dirigido por la doctora Ana Sotelo.

Glosario
ATryn®: medicamento obtenido a partir de la leche de cabras transgénicas y que contiene una forma recombinante de la antitrombina  humana o rhAT, indicada para el tratamiento preventivo de la trombosis venosa profunda u otros tromboembolismos en pacientes que sufren de deficiencia hereditaria de AT.
Elelyso®: medicamento obtenido a partir de células de zanahoria transgénicas y que contiene taliglucerasa alfa, una forma artificial de una enzima que se administra en personas con enfermedad de Gaucher Tipo I. Esta es una condición genética en la cual el cuerpo carece de la enzima necesaria para descomponer ciertos materiales grasos (lípidos). Los lípidos pueden acumularse en el cuerpo, causando síntomas tales como moretones o sangrados con facilidad, debilidad, anemia, dolor de huesos o articulaciones, agrandamiento del hígado o el bazo, o huesos debilitados que pueden fracturarse fácilmente.
Genoma: conjunto completo de información genética en un organismo determinado.
Kanuma®: medicamento obtenido a partir de la clara de huevo de gallinas transgénicas que contiene sebelipasa alfa, que es copia de una enzima que el organismo produce normalmente para descomponer las grasas y prevenir que estas aumenten en sus células. Se utiliza para tratar pacientes diagnosticados con deficiencia de LAL o lipasa ácida lisosomal. Este es un trastorno genético que puede perjudicar los órganos mayores en el cuerpo y llevar a muerte prematura.
Pharming: grupo creciente de técnicas empleadas para obtener productos biofarmacéuticos a partir de grandes animales o de plantas, típicamente de granja.
Ruconest®: medicamento obtenido a partir de la leche de conejos transgénicos y formulado con conestat alfa, una forma artificial de una proteína llamada inhibidor de esterasa C1, que se encuentra naturalmente en la sangre y ayuda a controlar la inflamación. Las personas con una condición genética llamada angioedema hereditario no tienen suficiente cantidad de esta proteína. El angioedema hereditario puede causar inflamación grave y otros síntomas como problemas estomacales o dificultad para respirar.