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Una de las formas de conocer una profesión es a través de sus materiales. El farmacéutico posee un elemento emblemático que no fue lo suficientemente descripto y apreciado, nos referimos al mortero. Este elemento es el más representativo de la profesión farmacéutica y es sinónimo de la preparación magistral.

Desde la antigüedad hasta nuestros días, prácticamente en todas las pinturas existentes representativas de la Farmacia se puede apreciar un mortero. Ha sido y es el emblema de muchos de los Colegios de Farmacia y de Asociaciones de Farmacéuticos en todo el mundo.

El mortero ha sido uno de los utensilios más ampliamente utilizados para la molienda de especies, granos y sustancias. No se sabe exactamente de cuándo data su origen, pero se han encontrado morteros entre los enseres del hombre primitivo. Estos morteros eran muy rudimentarios, y consistían en un trozo de piedra y una placa de piedra. Luego desarrollaron la piedra pulida; en lugar de tallarla a golpes, se la pulía con arena fina seca o húmeda y, de este modo, se obtenía morteros más lisos, con menos imperfecciones.

En los orígenes, los morteros eran de diferentes tipos de acuerdo con la resistencia que se necesitaba para cada operación; luego en Grecia y Roma aparecieron morteros de bronce. El bronce es una aleación de cobre con otros metales en diferentes porcentajes de estaño, plomo y zinc que le confiere distinta resistencia. Así, los que poseían mayor presencia de cobre eran los llamados de bronce y aquellos en que el cobre aparecía en porcentajes menores y en combinación con estaño, plomo y zinc, eran de latón. Estos últimos eran utilizados principalmente en la elaboración de alimentos.

Asimismo, existen morteros de todo tipo de material, tamaño y color, desde madera, piedra, bronce, hierro, vidrio y hasta porcelana.

En su evolución existen algunos con forma de campana invertida debido a que para fabricarlos se utilizaban los mismos moldes que se usaban para las campanas, estos eran llamados almireces campaniles. Los metálicos, de acuerdo con la zona de origen, podían ser tallados por el artesano que les daban su distinción personal; algunos morteros tenían tallados ángeles lo que marcaba un estilo barroco, algunos otros llevaban grabado el nombre del propietario y frases referentes a la cura de enfermedades.

Los almireces de España, Italia, Francia y de toda la zona mediterránea, llamados justamente mediterráneos, son de cuerpo bajo y más achatados. En cambio, los almireces de Austria, Alemania, Países Bajos y Escandinavia, llamados germánicos, son altos y esbeltos. Los almireces españoles poseen además mucha decoración externa, con columnas o trenzas que unen la parte superior con su base llamados almireces góticos; otros poseen flores o escudos y son llamados de tipo heráldico.

Desde tiempos remotos, existen también los morteros de madera que, si bien fueron más propios de la cocina, algunos de ellos fueron empleados en farmacia. Se utilizaban para desmenuzar elementos más blandos como raíces, hojas frescas o semillas.

Asimismo, hay de diferentes tamaños, los más pequeños empleados en la mesada del laboratorio o de la oficina de Farmacia; y los más grandes, para preparar pastas o pomadas en mayores cantidades en farmacia hospitalaria.

LA MOLIENDA

El mortero está formado por dos partes: una parte móvil, llamada mano del mortero, pistilo o pilón; y la base, estática, llamada recipiente del mortero, que tiene una forma cóncava y permite la introducción y percusión del pilón.

Una de las funciones principales del mortero es disminuir el tamaño de las partículas durante la en el análisis de calidad o la preparación de formulaciones farmacéuticas.

Como siempre dice el profesor doctor Roberto García: La palabra “morterear” no existe, no significa nada, es un neologismo. Las acciones llevadas a cabo con el mortero son contundir y triturar.

Contundir significa reducir a polvo una sustancia por medio de golpes, acción que vulgarmente también se expresa como “machacar o romper”. Esto se lleva a cabo en morteros profundos para evitar las proyecciones del material donde el pilón es pesado y su diámetro es cercano al diámetro interno del mortero. Este tipo de mortero se emplea también para la contusión y trituración del vidrio en el análisis de ampollas y frascos ampollas.

Triturar significa reducir una sustancia a partículas muy pequeñas por medio del frote del pilón con las paredes del mortero. También se emplea este término para la operación de mezclado de dos o más sustancias mediante movimientos espiralados, que comienzan desde el centro hacia las paredes del mortero. Estos morteros tienen menos profundidad, su fondo es cóncavo, sus bordes rectos y el pilón de mucho menor diámetro que el diámetro interno de su boca.

NUESTRA COLECCIÓN

La colección de morteros que se conserva en el Museo de Farmacia “Dra. Rosa D’ Alessio de Carnevale Bonino” está formada por diferentes piezas de origen europeo, mayoritariamente elaboradas en materiales y tamaños diversos.

El acervo inicial del Museo está constituido por piezas provenientes de las cátedras de la antigua Escuela de Farmacia, que funcionó desde 1886 a 1945 donde actualmente se encuentra la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Si bien cuenta con piezas de la mayoría de las Cátedras que conformaban la Escuela, hay dos más importantes: la de Técnica Farmacéutica, que estuvo a cargo del doctor José Manuel Irizar, y la de Química Médica General, a cargo del doctor Atanasio Quiroga desde 1893 a 1916, y luego con predominio de piezas de la cátedra de Química Analítica de Medicamentos, creada en 1917 por el doctor Juan A. Sánchez.

En el Museo se puede apreciar una colección de morteros de vidrio y de porcelana conservados por la doctora María Matilde Di Natale de González Lanuza y por la doctora D’Alessio de Carnevale Bonino de la cátedra de Química Analítica de Medicamentos luego del fallecimiento del profesor Juan Sánchez. Entre otras piezas puede citarse un mortero de ágata utilizado principalmente para sustancias que se encuentran en escasísimas cantidades; morteros de mármol; un mortero negro de hierro donado por el doctor Atanasio Quiroga; un mortero decorativo de estalactita de República Dominicana donado por el doctor Rafael Mora; varios morteros de bronce europeos de donantes particulares, como la doctora Alcira Zarranz y la Universidad Católica de Córdoba.

Los morteros, así como los frascos de botica, las balanzas, las publicidades, las farmacopeas antiguas, los botes de cerámica son testigos de la historia y se han convertido en arte y en verdaderos tesoros.

En nuestros días, el mortero sigue siendo de utilidad y de uso rutinario para los farmacéuticos, y provoca a la vez enorme satisfacción tenerlo como objeto decorativo, no solo para los propios farmacéuticos sino también para coleccionistas.

La Farmacia es mucho más que una profesión, es parte de la ciencia, del arte y de la historia de la humanidad.

Prof. Dra. Karina Manco, Farm. Viviana Rocca, Sr. Miguel Ángel Mouron

Colección de piezas: el mortero de farmacia

Te animás a demostrar cuánto sabés sobre el ícono de la Farmacia? 🧪 Vení y participá de esta trivia para descubrir los secretos del mortero, el emblema de los farmacéuticos.

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¿Cuál es el elemento más representativo de la profesión farmacéutica?

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¿Qué material se utilizaba en los morteros de los antiguos griegos y romanos?

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¿Qué significa la palabra “contundir” en el contexto del uso del mortero?

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¿Qué tipo de morteros son conocidos por su decoración externa, como columnas o escudos?

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