El método de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) se pensó con el objetivo de mejorar la calidad de la educación, cambiando la orientación de un currículum basado en una colección de temas y exposiciones, a uno más integrado y organizado en problemas de la vida real donde confluyen las diferentes áreas del conocimiento que se ponen en juego para dar solución al problema.
En la actualidad, el ABP es utilizado en la educación superior en muy diversas áreas del conocimiento. Esta metodología tuvo sus primeras aplicaciones y desarrollos en la Escuela de Medicina de la Universidad de Case Western Reserve en los Estados Unidos y en la Universidad de McMaster en Canadá en la década de 1960.
¿CUÁLES SON LOS APORTES DEL ABP?
Podríamos decir que el ABP compromete activamente a los estudiantes como responsables de una situación problemática, organiza el currículo alrededor de problemas holísticos y genera un ambiente de aprendizaje en el que los docentes motivan a sus alumnos a pensar, guiándolos, orientándolos, y favoreciendo así la comprensión.
Como estrategia didáctica implica una modificación en el camino convencional del proceso de aprendizaje: tradicionalmente, primero se expone la información y luego se busca la aplicación en la resolución de un problema. En el caso del ABP, primero se presenta el problema a los alumnos, quienes investigan y recopilan la información necesaria para finalmente volver al problema y darle una solución.
Los problemas que se presentan —seleccionados o diseñados por el profesor para el logro de determinados objetivos— deben ser problemas cercanos a la realidad, complejos, provocadores y que permitan a los alumnos establecer relaciones significativas entre el conocimiento y la vida cotidiana. Aquellos que son de final abierto o de estructura incompleta ayudan a incorporar un conjunto de importantes conceptos, ideas y técnicas, ya que permiten generar discusiones grupales y suministran a los estudiantes la experiencia para resolver los problemas que enfrentan los expertos en la materia o disciplina.
Los estudiantes reconocen estos problemas como relevantes desde el aspecto profesional y, por lo tanto, es más probable que se sientan motivados para trabajar en ellos (en oposición a los conjuntos de problemas discretos o ejercicios del libro de texto), no solo porque comprenden que los conocimientos que obtienen al pensar en estos problemas les serán útiles en el futuro, sino también porque reciben oportunidades significativas para desplegar su creatividad, así como flexibilidad en la resolución de los problemas de ABP.
Desde el planteamiento original del problema, hasta su solución, los alumnos pueden trabajar de manera activa y colaborativa por grupos, guiados por el profesor, compartiendo en esa experiencia de aprendizaje la posibilidad de adquirir conocimientos propios de la disciplina, practicando y desarrollando habilidades, así como observando y reflexionando sobre actitudes y valores que en el método convencional expositivo difícilmente podrían ponerse en acción.
Por lo dicho hasta aquí, podríamos identificar los siguientes aportes del ABP:
- Despierta interés en los alumnos
- Promueve el aprendizaje significativo
- Desarrolla habilidades de pensamiento
- Posibilita mayor retención de información
- Permite integración de conocimiento.
PENSAR EL DISEÑO DE PROBLEMAS
Es fundamental tener en cuenta algunas claves para encarar la construcción de problemas potentes y significativos:
1. El diseño del problema debe comprometer el interés de los estudiantes y motivarlos a examinar de manera profunda los conceptos y objetivos que se quieren aprender. El problema debe estar en relación con los objetivos de la materia o disciplina y con problemas o situaciones de la vida diaria, para que encuentren mayor sentido en el trabajo que realizan.
2. Los problemas deben llevar a los alumnos a tomar decisiones o hacer juicios basados en hechos, información lógica y fundamentada. Están obligados a justificar sus decisiones y razonamiento en los objetivos de aprendizaje. Los problemas o las situaciones deben requerir que los estudiantes definan qué suposiciones son necesarias y por qué, qué información es relevante y qué pasos o procedimientos son necesarios con el propósito de resolver el problema.
3. La cooperación de todos los integrantes del grupo de trabajo es necesaria para poder abordar el problema de manera eficiente. La longitud y la complejidad del problema debe ser administrada por el docente de tal modo que los alumnos no se dividan el trabajo y cada uno se ocupe únicamente de su parte.
4. Las preguntas de inicio del problema deben lograr que todos los alumnos se interesen y entren a la discusión del tema.
ETAPAS EN LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Podríamos identificar un recorrido ideal al encarar el trabajo con problemas en la enseñanza:
- Abordar la situación problemática. Leyendo la información planteada, clarificando el conocimiento previo.
- Definir el problema. Comprendiendo el problema desde su planteamiento, analizando y clasificando la información.
- Explorar el problema. Tratando de descubrir el problema real, elaborando hipótesis sobre la situación.
- Plantear la o las soluciones. Delimitando los subproblemas y estableciendo pasos para la solución.
- Llevar a cabo el plan. En forma metódica y sistemática, aplicando el conocimiento previo y nuevo a la solución del problema.
- Evaluar el proceso. Generando retroalimentación, valorando la solución y el proceso realizado.
PERSPECTIVAS
Muchas cátedras y materias podrían encontrar en el ABP una herramienta valiosa para la enseñanza, que pone el acento en el aprendizaje del estudiante al enfrentarlos a situaciones que podrían ser reales en el mundo profesional.
Desde hace años el Centro de Innovación en Tecnología y Pedagogía de la Universidad de Buenos Aires (CITEP) ofrece una herramienta específica con el objetivo de trabajar con esta metodología. Se llama INTEGRA2.0 y se encuentra a disposición de todos los docentes. Es una oportunidad para incluir esta estrategia que entendemos favorecedora de comprensiones profundas y complejas, y que ofrece un camino distinto e innovador respecto de la enseñanza tradicional.
Mg. Fernando Salvatierra. Profesor adjunto, Tecnología Educativa, Carrera Docente Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA.