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La incidencia de la infección por el virus del dengue aumentó significativamente en la última década hasta transformarse en un problema global de salud pública, con casi 400 millones de personas infectadas y unas 20.000 muertes por año en el mundo. Un equipo multidisciplinario de científicos argentinos coordinados por los doctores Federico A. Di Lello y Diego M. Flichman, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y del Conicet, investigó la prevalencia de anticuerpos contra el virus del dengue en donantes de sangre. Asimismo, analizó cuáles eran los serotipos circulantes en los últimos brotes en la Argentina.

El virus del dengue (DENV) acompaña al hombre desde hace siglos, el registro más antiguo se remonta a la dinastía Jin en China (año 265 a 420). En Latinoamérica se conoció a principios del siglo pasado y el primer reporte de epidemia de dengue en la Argentina proviene de1916 en la Provincia de Entre Ríos, que afectó a 15.000 personas. En la década de 1970, gracias a la toma de efectivas medidas sanitarias, la enfermedad fue controlada satisfactoriamente. Sin embargo, el programa de erradicación del vector fue discontinuado y los mosquitos volvieron a invadir los países latinoamericanos. En los últimos años se ha observado un aumento considerable en el número de casos, y la endemicidad de la enfermedad ha evolucionado de una intensidad baja a una media-alta.

Es importante destacar que, en los últimos años, con base en los Informes Epidemiológicos Nacionales del Ministerio de Salud (MSAL), la Argentina ha experimentado un aumento significativo en el número de casos de dengue. La gran mayoría de los infectados por este virus son asintomáticos, presentan síntomas subclínicos o bien exhiben cuadros similares a la gripe, hecho que dificulta el diagnóstico. Sin embargo, a veces puede evolucionar al dengue grave, con falla multiorgánica, hemorragia generalizada o extravasación de plasma, un cuadro que está asociado con alta mortalidad si no es tratado de manera oportuna y correcta. Pero, la detección temprana de los signos de alarma de la enfermedad asociada a la forma grave y el acceso a atención médica adecuada reduce la tasa de letalidad a menos de 1 % según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“En este contexto investigamos la prevalencia de anticuerpos contra el DENV y los serotipos circulantes en los últimos brotes, por el déficit en la disponibilidad de datos actualizados e integrados a nivel nacional que permitan la toma de decisiones adecuadas a nivel Salud Pública”, explica uno de los autores del estudio, Diego Flichman, quien es bioquímico y doctor por la Universidad de Buenos Aires, profesor adjunto de la cátedra de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica e investigador independiente del Conicet.

Para ello, entre abril de 2020 y abril de 2021, el equipo multidisciplinario y multicéntrico de científicos argentinos recolectó muestras de sangre de un grupo representativo de 1.530 donantes de más de 80 localidades de 12 provincias de la mitad norte del país y 251 muestras de pacientes con dengue agudo, correspondientes a los brotes de 2016 y 2020.

Según el estudio, la mayor seroprevalencia se observó en la región Nordeste argentina (NEA) con un 24 %. Estos valores podrían deberse a la gran abundancia de vectores circulantes por las altas temperaturas y humedad, como también a la proximidad de Brasil y Paraguay, ambos países endémicos para el virus del dengue. Por otro lado, sorprende la elevada seroprevalencia del 24,5 % en el área Metropolitana de Buenos Aires, que supera el promedio del NEA, valor que podría explicarse por la alta densidad poblacional. De hecho, las grandes ciudades representan un escenario propicio para el dengue debido a que la superpoblación provee una amplia disponibilidad de hospedadores y de reservorios de agua para la ovoposición y la proliferación de mosquitos.

 “Sobre los serotipos hallados en las muestras de pacientes con DENV agudo, observamos que el serotipo predominante en 2016 fue el DENV 1 con un 98,8 % y pocos casos de DENV 2 y 4. Sin embargo, en el brote de 2020, los serotipos más prevalentes fueron el DENV 4 con un 56,3 % y el DENV 1 con el 42,6 %. Nuevamente, los casos de DENV 2 fueron muy escasos. Estos datos resultan preocupantes porque una mayor circulación de diferentes serotipos puede conducir a un número más elevado de casos de dengue grave debido a la amplificación dependiente de anticuerpos (ADE) en personas que se infectan con dos serotipos diferentes, señala, por su parte Federico Di Lello, licenciado en Genética de la Universidad Nacional de Misiones, doctor por la UBA, docente de la cátedra de Virología e investigador adjunto del Conicet.

La incidencia de la infección por el DENV aumentó significativamente en la última década transformándose en un problema global de salud pública. Aproximadamente la mitad de la población del mundo vive en áreas de riesgo de infección, debido a la presencia de vectores como el Aedes aegyptis y Aedes albopictus, casi 400 millones de personas son infectadas con el virus y 20.000 mueren por la enfermedad cada año. Este trabajo estimula la realización de dosajes de anticuerpos contra el DENV y la caracterización de los serotipos circulantes a fin de mejorar la vigilancia epidemiológica, especialmente en las provincias argentinas que han tenido brotes epidémicos. Asimismo, será clave propiciar el control de la reproducción de mosquitos mediante la implementación de políticas de salud y  la colaboración comunitaria”, destaca Di Lello.

A pesar de la seriedad del problema, los datos de seroprevalencia hallados para la Argentina se encuentran entre los más bajos de América del Sur. Varios estudios realizados en Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela han reportado tasas de seroprevalencias superiores al 60 %. Asimismo, la prevalencia en países vecinos como Brasil, Paraguay y Bolivia también ha sido superior a la de la Argentina. Estos datos concuerdan con las características climáticas de nuestro país donde, incluso en las zonas cálidas, la circulación de Aedes aegypti se restringe al período estival. A pesar de ello, el cambio climático está provocando un aumento de la temperatura global y modificaciones en las precipitaciones que han favorecido la expansión del hábitat del mosquito a latitudes más australes.

Además del problema climático, la densidad de población urbana se considera uno de los principales factores asociados con el aumento de casos de dengue. En este sentido, en la Argentina, aproximadamente el 90 % de sus habitantes vive en áreas urbanas densamente pobladas, lo que potencia la transmisión y favorece la reproducción de los mosquitos.

“Creemos, entonces, que disponer de información de la tasa de seroprevalencia de anticuerpos y serotipos circulantes del dengue permite estimar el riesgo de casos de curso grave debido a la infección”, señala Flichman. Con respecto a la vacuna contra el virus, Flichman comenta: “Hay una vacuna disponible contra los cuatro serotipos. Sin embargo, su implementación es una de las más controversiales en términos riesgo/beneficio. Actualmente la OMS sostiene que la vacuna Dengvaxia, producida por Sanofi Pasteur, contra el virus es eficaz y segura en personas que ya han estado infectadas anteriormente por el DENV (sujetos seropositivos)”.

“Ahora bien —resalta, por su parte, Di Lello— conlleva un mayor riesgo de dengue grave para las personas que experimentan su primera infección natural por DENV tras la vacunación (sujetos seronegativos al momento de la vacunación). En consecuencia, la estrategia recomendada para los países que estén considerando incluir la vacunación en sus programas de control de esta enfermedad consiste en determinar el estado serológico de los sujetos antes de la vacunación”. De este modo, únicamente se debería vacunar a las personas de 9 a 45 años que ya hayan sufrido una infección natural por DENV. Para ello, debería conocerse el estado serológico de los individuos mediante la realización de una prueba de anticuerpos o con la demostración de una infección previa confirmada mediante otras pruebas de laboratorio.

Como se ha dicho, la seroprevalencia en la Argentina está entre las más bajas de América Latina, lo que dificulta la indicación masiva de la vacuna disponible. Sin embargo, no debería pasarse por alto la elevada circulación de más de un serotipo, ya que podría representar una advertencia sobre un posible aumento de casos de dengue severo en los próximos brotes. “Por lo dicho anteriormente, disponer de información poblacional de la epidemiología de dengue, es necesario y conveniente para la toma de decisiones al respecto en Salud Pública”, concluye Flichman.

Yukiko Inao es médica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), pediatra y especialista en adolescencia por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Ana Belén Arias es estudiante avanzada de Farmacia, en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Se formaron en comunicación en salud en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM) de la Asociación Médica Argentina (AMA).