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La OMS ha advertido sobre la necesidad de contar con profesionales capacitados suficientemente para librar una batalla contra las informaciones dudosas, falsas y confusas. Como profesional médico, formado en comunicación sanitaria, e integrante del comité de crisis que asesoró al gobierno central de la República Argentina, invitamos al doctor Guillermo Capuya a responder unas consultas, en exclusiva para En Foco, la revista de divulgación científica e institucional de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

1. En esta crisis sanitaria mundial, en cuánto estima la importancia de brindar información apropiada en cantidad y adecuada en calidad para que la ciudadanía pueda comprender la problemática y actuar de modo racional frente a ella.

La humanidad está viviendo un momento histórico y nosotros somos parte de esta nueva realidad. El mundo ha cambiado, sin duda alguna, en estos últimos seis meses y la problemática de la comunicación en esta pandemia nos genera un desafío tremendo. Estamos frente a una enfermedad provocada por un nuevo virus que puede generar múltiples signos y síntomas diferentes e infectar a todas las personas, independientemente de su sexo, raza, altura, peso, edad y lugar de residencia. La medicina no es una ciencia exacta y hablar de precisión en esta enfermedad es una tarea prácticamente imposible, al menos al día de hoy. Cada día se van descubriendo nuevas características de este virus, nuevas modalidades de comportamiento en cada persona y, al mismo tiempo, van cambiando las posiciones de los científicos, tanto de la OMS como la de los autores de los múltiples trabajos que brotan en todas las publicaciones mundiales.

Debemos ser equilibrados en la comunicación, no generar alarma a la población pero, tampoco, banalizar y minimizar el efecto y el potencial dañino que tiene este virus. Es importante, entonces, mantener un equilibrio en la comunicación entregando a la población datos oficiales; investigar y chequear debidamente la información a través de publicaciones en sitios responsables, con rigor científico; y asesorarnos con líderes de opinión calificados.

2. ¿En cuánto aporta, a su juicio, contar con profesionales de la salud formados en comunicación?

Cualquier profesional de la salud puede acceder a un medio de comunicación y hoy en día son muy requeridos por los productores tanto de radio, como de televisión y gráfica. La comunicación en salud no es una materia de la currícula universitaria y son muy pocos los médicos que están en los medios que tienen formación en comunicación.

En este contexto pandémico provocado por una enfermedad infectocontagiosa, me parece adecuada la intervención de los médicos relacionados a la especialidad, que sin ser especialistas o profesionales de la comunicación, por su sapiencia, conocimiento e información pueden, claramente, tener una opinión válida para aportar a la población en general.

Muchas veces los productores periodísticos no tienen un criterio médico científico y convocan a cualquier profesional de cualquier especialidad por el solo hecho de ser médico. Así es que en varias ocasiones la información ofrecida es inconsistente, plagada de errores, de datos no corroborables, que pueden confundir a la gente e inclusive generarles un temor infundado.

3. Ante un panorama en apariencia tan desalentador, respecto de la difusión de informaciones falsas, confusas, y un comportamiento mediático de sobrecarga de informaciones…¿podríamos aspirar a que la actuación de los periodistas médicos y de los divulgadores científicos formados sólidamente, puedan dejar a la ciudadanía una enseñanza perdurable acerca de cómo utilizar las fuentes de información? Es decir, una especie de pedagogía crítica de los medios de comunicación, tanto convencionales como alternativos, por ejemplo las redes sociales…

En la Argentina existen excelentes periodistas científicos, tanto así es que muchas veces sus artículos, por ser investigados y minuciosamente cuidados, tienen un valor que, diría, hasta suele ser superior a veces a lo que generamos los propios médicos.

El público, en general, puede resultar sorprendido ante la diversidad de criterios que se vierten en los medios de comunicación por los distintos profesionales e inclusive por nosotros mismos que en el lapso de pocos días podemos decir que una droga puede ser efectiva y a los pocos días informar que no lo es; que el uso de barbijo es para los pacientes respiratorios y los médicos y no para la población en general, y en cambio, a los pocos días decimos que el uso de barbijo es para todos; que el virus queda suspendido en el aire y después que no, y a los pocos días volvemos a decir que el virus puede quedar suspendido en el aire, etc., etc. 

Esto genera confusión en el público que recurre a buscadores simples, fáciles y, de ese modo, la población queda absolutamente desinformada e indefensa. Sin duda es una gran oportunidad para poner en valor a la comunicación científica y apelar a la responsabilidad de todos los comunicadores en salud, y a los que no lo son, para que puedan serlo.

4. ¿Qué otras reflexiones quisiera compartir?

Por último, creo que esta pandemia nos genera una gran incertidumbre sobre cómo seguirá el mundo y nosotros dentro de él. A la vez que constituye una oportunidad, tal vez única, para poder sacar lo mejor de nosotros y recordar este momento como un hecho histórico en el cual hayamos cumplido nuestro rol de divulgadores con profundo compromiso social.

Entrevista: Centro de Divulgación Científica

Guillermo Capuya es médico urólogo, especializado en transplante renal, miembro honorario de la Sociedad Argentina de Urología y directivo del Sanatorio Finochietto. Se especializó en periodismo médico en el posgrado de Comunicación Médica y Científica de la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona. Es conductor y columnista médico en el canal de noticias C5N. Integró la Mesa interministerial de asesoramiento en Comunicación en medios al Presidente de la República Argentina.