Se imaginó una situación ideal, físicamente imposible, y se la transformó en posible mediante el uso de la tecnología de la información y la comunicación (TIC). El microscopio virtual desarrollado permite acceder a la plataforma desde una computadora y realizar prácticas en el ámbito y el momento elegidos por el alumno o profesional. Además de ser una eficaz herramienta docente, permitirá a profesionales de diferentes ámbitos y lugares compartir muestras para análisis colaborativos.

El uso del microscopio para identificar estructuras y elementos representa una situación para la cual el alumno nunca se siente capacitado. Igual situación experimenta quien deba por primera vez enfrentarse en la vida profesional con, por ejemplo, un frotis de sangre o un sedimento urinario. Ante esto, la herramienta más próxima que encuentra el usuario del microscopio es la utilización de una guía visual o atlas, con el cual, por comparación, trata de dilucidar lo observado. Pero, lejos de solucionar el problema, se cae rápidamente en la cuenta de que no existe mayor diferencia entre la imagen del libro y lo que se observa en el microscopio.

Esa distancia entre el atlas y la práctica se plasma en una frase acuñada y utilizada como sinónimo de calidad: “esa imagen es de libro”. Claramente, de esta frase se desprende que encontrar una imagen similar a la observada en un atlas es casi un hecho fortuito y de una perfección que dista diametralmente de lo observado en la práctica cotidiana.

La única solución a este inconveniente es que el usuario adquiera experticia y criterio en la observación, un objetivo que requiere siempre de tiempos de observación y de la supervisión de un docente calificado. Así la solución al problema es fácil de reconocer, sin embargo, contar con tiempo de ejercitación debidamente supervisada es difícil de lograr. Además, se requeriría de un gran número de microscopios y muestras para que cada alumno de manera individual pueda realizar sus observaciones. Y, en el caso ideal de contar con un microscopio y muestras suficientes por usuario, deberíamos disponer de tiempos físicos de observación y análisis inviables para una cursada práctica habitual.

Suponiendo que cada alumno tuviera la posibilidad de contar en su domicilio con un microscopio y muestras para realizar las observaciones en su tiempo de estudio, le faltaría la asistencia de un docente y la observación se transformaría en una situación engorrosa. Las dudas que surjan durante la observación no serán evacuadas y, en consecuencia, no podrá completarse el proceso de aprendizaje. En esta situación hipotética, cada alumno debería disponer de un asistente o tutor en su domicilio. Ya en este punto nos encontramos en una situación “ideal” que dista de lo prácticamente realizable, al menos desde la concepción clásica de la práctica microscópica.

Sobre esta base se pensó cómo alcanzar esta situación “ideal” de instrucción (donde el alumno cuente con sus propias muestras, su propio microscopio y tiempos libres de observación, así como de asistencia constante en todo el proceso), mediante la ideación del microscopio virtual de la Facultad de Farmacia y Bioquímica. En pocas palabras imaginamos una situación ideal, físicamente imposible, y la transformamos en posible mediante el uso de la tecnología de la información y la comunicación (TIC), en el marco de los subsidios UBATIC II obtenidos.

Este microscopio permite acceder a la plataforma desde una computadora y realizar una práctica en el ámbito y el momento elegidos por el alumno o profesional. El desarrollo tiene dos pilares fundamentales. Por un lado, emula los parámetros físicos del microscopio, con lo que se puede modificar el objetivo utilizado en la observación, la intensidad de luz visible o el uso de iluminación para fluorescencia; también se puede modificar el diafragma, ajustar el foco mediante tornillo micro-macrométrico y generar el desplazamiento de la platina (ejes x-y).

Por otro lado, permite la observación de muestras reales digitalizadas en su totalidad. De esta manera, el alumno/docente puede acceder a un gran número de muestras a un clic de distancia. Así, el usuario puede observar una muestra real tal cual lo haría en un microscopio físico, en el lugar y por el tiempo que él elija.

El desarrollo permite, además, efectuar varios tipos de ejercitación y evaluación. Una de las más interesantes es la posibilidad de realizar “autoevaluaciones”. En esta opción el usuario observa y el mismo microscopio lo asiste durante la realización del ejercicio de aprendizaje. Así, el usuario puede seleccionar la estructura a reconocer y la misma plataforma puede responderle en el momento si su respuesta fue correcta o no, permitiendo realizar una ejercitación libre y asistida. Más aún, si el usuario se encontrara con una estructura o elemento que le genere dudas, y no le satisficiere la respuesta dada por la plataforma, puede fotografiarlo y enviarlo al docente quien recibirá su consulta digital y podrá responder por igual canal.

Asimismo, el microscopio virtual no solo fue concebido como una herramienta para el uso docente, sino que puede servir para que profesionales de diferentes ámbitos y lugares puedan compartir muestras para el análisis colaborativo.

En conclusión, el desarrollo de tecnología digital que sustenta al microscopio virtual es el resultado de nuestras experiencias como estudiantes y de las barreras que reconocemos como docentes en la enseñanza de asignaturas que involucran al uso de técnicas microscópicas. Actualmente el microscopio virtual se encuentra listo para su uso por parte de la comunidad de la Facultad, y se espera que en el futuro también constituya una herramienta para el resto de la comunidad académica.

Equipo de trabajo:
Prof. Dra. Marta Ana Carballo
Prof. Dra. Marcela Radice
Prof. Dr. Nicolas O. Favale
Prof. Dra. Elida Alvarez
Prof. Dra. Maria del Carmen Fernandez
Lic. Federico Gonzalez Castañon

Prof. Dr. Nicolás Octavio Favale
Cátedra de Biología Celular y Molecular, Departamento de Ciencias Biológicas, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires.