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El espíritu universitario no es, ni será jamás, la mera disciplina que deriva del tecnicismo profesional. Es algo más grande, que no llegan a comprender los egoístas, los indiferentes o los mediocres, cristalizados en el profesionalismo. Tiene sus raíces en las verdades científicas que constituyen su cabrestante, pero las orienta hacia una finalidad social, y las proyecta luminosamente, sobre todos los problemas morales de la vida individual y colectiva. Para penetrar en el valor ético y estético de la ciencia, además de comprender la verdad, hay que sentirla

Osvaldo Loudet, Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina, 1913.

Osvaldo Loudet nació en la ciudad de Buenos Aires el 13 de abril de 1889. Era hijo de Osvaldo Loudet (1862-1894), un destacado médico argentino, y de María Antonieta Tornú. También era sobrino de otro destacado médico, Emilio Loudet (1872-1923) y nieto de uno de los precursores de la fotografía en el país, Bartolomé Loudet, quien en 1861 abrió la primera casa de fotografía artística en la ciudad. Dada su actividad tuvo como clientes habituales a personalidades políticas de la época, como los presidentes Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre y Nicolás Avellaneda. Su exitosa carrera profesional llevó a la familia a los estratos superiores de la sociedad porteña.

Como señala la historiadora Celina Lértora Mendoza muy posiblemente la inclinación de Osvaldo (h) a los estudios médicos tenga este origen familiar. “Terminó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional del Norte de la Ciudad de Buenos Aires en 1906, a los 16 años –comenta Lértora Mendoza–. Pidió ingreso a la Facultad de Medicina, en carta dirigida al Decano Dr. Eliseo Cantón, en febrero de 1907. El mismo mes pidió la exoneración del arancel de inscripción por tener buenas notas en el colegio secundario. Esta misma exoneración de aranceles por sus notas en la Facultad fue pedida y concedida en varias oportunidades. Además estudió medicina en la Universidad de Córdoba, donde cursó varias materias, como consta por documentos según los cuales en 1913 la Universidad de Córdoba certificó que Osvaldo Loudet rindió en siete materias de la carrera de Medicina”. En marzo de 1913 solicitó al decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, doctor Luis Güemes que se le reconozcan las materias de tercer año aprobadas en Córdoba y en abril del mismo año aprobó Anatomía Patológica en Córdoba.

Se doctoró en la Universidad de Buenos Aires en 1916 con una tesis sobre “La pasión en el delito”, el hito que lo llevaría a desarrollar una amplia trayectoria en el campo de la Criminología. Luego ingresó al Hospital de Alienados como practicante, para más tarde desempeñarse en las Cátedras de Psiquiatría y Medicina Legal de la Facultad de Medicina. “Sin embargo, no le alcanza el estudio de las ciencias naturales y de las verdades científicas para satisfacer su “hambre metafísica” y la necesidad de develar los misterios de las causas finales. Es así como Loudet comienza, durante estos años, un peregrinaje por las carreras de Medicina y Filosofía y Letras. En Mis recuerdos de la Facultad de Filosofía y Letras rememora que en aquellos años ´deseaba neutralizar las toxinas positivistas de la calle Córdoba con las antitoxinas de la calle Viamonte´ (Loudet, 1972, p 194), dando cuenta de su perfil heteróclito”, reseñan por su parte los investigadores Hernán Elcovich y Ramiro Tau. A lo que agregan: “En aquellos tiempos, en la “Fábrica nacional de pedantes” que es la “Facultad de estudios inútiles” –como describen frecuentemente a Filosofía y Letras los periódicos, a excepción de La Nación y La Prensa– asiste entusiasta a las clases de Lógica del Matienzo; de Ética y Metafísica de Rivarola; de Psicología de Piñero; de Antropología de Ambrosetti; de Arqueología de Lafone Quevedo; y, especialmente, de Historia de la Filosofía de Korn”.

Durante la Reforma Universitaria de 1918 fue uno de los fundadores y el primer presidente de la Federación Universitaria Argentina. Loudet participó de la Reforma pero sólo desde una de sus líneas programáticas, según la perspectiva del doctor y profesor consulto de la UBA Abel Luis Agüero. “Fue un propulsor de los principales ideales reformistas en una versión que he llamado “transformacionista”, puesto que se opuso tanto al continuismo como al rupturismo de las tradiciones y prácticas académicas en su totalidad. Esto nos muestra que la idea reformista de Loudet no era rupturista sino más bien transformacionista, buscando la modificación de las instituciones académicas en tanto y cuanto se hubieran vuelto obsoletas. Propugna pues, una transformación actualizadora, que tome en cuenta los avances de las ciencias médicas, pero sin abdicar del pasado. Reivindica con fervor dos aspectos sobre los cuales volverá muchas veces, hasta el fin de su vida: la necesaria honestidad y moralidad en la docencia, y la función social de la universidad”.

Otro aspecto que destaca Agüero fue el sostenido interés de Loudet por la extensión. “El tema de la extensión universitaria ocupa una parte importante de su trabajo –explica Agüero–. Loudet fue un férreo defensor de la extensión como tarea social de la universidad. En este escrito abunda nuevamente sobre el tópico, fundando su necesidad en la correlativa de formar adecuadamente al ciudadano, imprescindible en un país republicano, afirmación de claro tinte sarmientino… Lamentaba que la UBA tuviese una tarea mínima de extensión, y él mismo procuró implementar proyectos de extensión en la Facultad, desde el Centro de Estudiantes, tarea que resultó exitosa”.

Durante los períodos 1918-1921, 1925-1929 y 1945-1946 fue Consejero de la Facultad de Ciencias Médicas. Durante su primer período brindó sustancial apoyo al Proyecto de Doctorado en Bioquímica y Farmacia presentado por el doctor Juan Antonio Sánchez de la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, carrera de posgrado que iba a constituirse en un hito findante de lo que hoy conocemos como “profesión bioquímica”.

Entre 1921 y 1922 trabajó como médico agregado del Hospicio de las Mercedes. En 1925 pasó con similar función al Hospital Nacional de Alienadas. También fue médico en el Hospital Melchor Romero de ciudad de La Plata. En 1927 obtuvo un profesorado con una tesis titulada “Las reacciones antisociales de los débiles mentales”. También en 1927 fue designado Director del Instituto de Criminología de la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires, creado en 1907 por José Ingenieros, en reemplazo de Helvio Fernández. Durante el ejercicio de ese cargo, que se extendió hasta 1934, fundó el anexo psiquiátrico de dicha penitenciaría y diseñó un protocolo de Historia Clínica Criminológica basado en el estudio de la personalidad del delincuente que sería utilizado por establecimientos penales e institutos de investigación de América Latina, entre ellos los de Ecuador, Bolivia, Colombia, Chile y Uruguay.

En 1931 fue designado profesor titular de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA y Director Técnico del Instituto Psiquiátrico, cargo que mantendría hasta 1938. En 1936 fue el primer titular de la nueva cátedra de Psiquiatría en la Universidad de La Plata. En 1937 fue Profesor Extraordinario de Clínica Psiquiátrica en la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA.

Creó la Sociedad Argentina de Criminología y organizó y presidió el Primer Congreso Latinoamericano de Criminología, «punto culmine de la criminología argentina», cuya apertura tuvo lugar en Buenos Aires el 25 de julio de 1938 y a la que concurrieron más de seiscientos profesionales latinoamericanos (médicos, abogados, antropólogos, sociólogos) fuertemente influenciados por el positivismo criminológico, «cuya concepción fundamental consiste en considerar el acto antisocial como síntoma de una anormalidad biológica del autor, convirtiéndose el autor del delito en objeto de estudio de la ciencia médica, la psiquiatría y la criminología, disciplinas afines monopolizadas por el discurso médico positivista».

Aunque  Loudet fue principalmente un médico, dedicado a la docencia y a la práctica profesional incluso, como se ha visto, organización a nivel institucional –destaca Lértora Mendoza– es evidente que sus intereses teóricos personales excedían el campo estricto de las ciencias médicas y alcanzaban el de las humanidades, especialmente la filosofía. “Su paso por la facultad homónima de la UBA muestra de qué modo quiso combinar sus intereses propiamente médicos con los filosóficos. Ejerció en dicha Facultad casi tantos años como en la de Medicina. Solicitó su inscripción fuera de término en mayo de 1919 para candidato a profesor suplente de Psicología primer curso. Luego de una serie de contratiempos es nombrado como profesor suplente de Psicología primer curso, el 1 de octubre de 1923, que desde 1927 se denominará Psicología Experimental y Fisiológica. El 25 de septiembre de 1934 es designado profesor extraordinario en la asignatura mencionada. En julio de 1932 se lo designa como adscripto ad-honorem del instituto de Psicología, a la sección caracterología y criminología.

Entre 1942 y 1943 fue vicedecano y entre 1943 y 1944 Decano interino de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En 1945 fue designado profesor titular de la cátedra de Criminología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA.

Durante la década de 1940 es que “Loudet comienza a alejarse de la Criminología para, desde la Psiquiatría, abordar una Psicología Médica que se orienta sobre la dimensión psíquica que surge de la práctica médica y que contempla la valoración cultural, el trato humanista y la lucha contra los prejuicios en el trabajo con los enfermos. Comienza así un giro hacia la Psicología Médica y, en 1942, propone la creación de una cátedra con el mismo nombre en el Curso Superior de Psiquiatras de la Universidad de Buenos Aires. Ese mismo año se crea la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), hecho que influye significativamente en la preponderancia que adquiere el discurso psicológico por sobre el médico-clínico positivista, de raigambre lombrosiana. Seis años más tarde, en 1948, abandona la dirección de la Sociedad de Criminología para dedicarse a trabajar en la sistematización del Curso Superior de Psiquiatras y en su posgrado. Este es el camino que toma para dirimir la cuestión que se conjugaba entre la Psiquiatría y la Criminología. La década siguiente lo encuentra alejándose paulatinamente de la docencia en virtud del desarrollo de su trabajo como conferencista y actor político en diversas academias, como la Academia Argentina de Letras, de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, de la Academia de Ciencias de Buenos Aires y de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires”, resume el médico psiquiatra Daniel Navarro.

Osvaldo Loudet murió en la ciudad de Buenos Aires el 6 de octubre de 1983.

Centro de Divulgación Científica. Facultad de Farmacia y Bioquímica UBA

Fuentes bibliográficas consultadas

Fuentes Cordera, M. (2012). El Colegio Novecentista: un espacio de sociabilidad entre el reformismo argentino y la posguerra europea. Dossier de Sociabilidades Culturales en Buenos Aires, 1860-1930, Revista Prismas de la Universitat de Girona, (16)2,  pp. 195-197

Dovio, M. Á. (2014). La peligrosidad en la “Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal”. Buenos Aires 1924-1934. Revista de Derecho Penal y Criminología, IV (4), 44-56.

Elcovich, Hernán Gustavo y Tau, Ramiro. Osvaldo Loudet: de la Universidad de Buenos Aires a la Universidad Nacional de La Plata. XV Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, La Psicología y el Psicoanálisis, La Plata, 2014

Lértora Mendoza, Celina A. Osvaldo Loudet y la Reforma Universitaria. Ediciones FEPAI, Buenos Aires, 2018

Loudet, Osvaldo. “Orientaciones”, Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina, 1913, Tomo 13, 1913, N. 141: 367-368. En Apéndice documental del Cap. 2 de Lértora Mendoza, C. op. cit.

Navarro, Daniel. (2009). El Positivismo en Argentina. Las primeras publicaciones de criminología. En Criminología y Psiquiatría Forense, blog sobre psiquiatría forense y criminología. Obtenido desde: http://psiquiatriaforense.wordpress.com/el-positivismo-en-argentinalas-primeras-publicaciones-de-criminologia/