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A raíz de la pandemia, como nunca antes las consideraciones sociológicas y filosóficas se han convertido en materia de debate político, mediático y, consecuentemente, han permeado todos los capilares de la sociedad hasta entremeterse en las conversaciones cotidianas. Así, el contrato social, y particularmente el contrato social sanitario, el uso obligatorio de barbijo, las medidas de aislamiento, los covidiotas y otros tipos de negacionistas, y los límites a las libertades individuales en favor del bien común superior ´vida´ integran hoy el menú de cada cena familiar.

Vivimos en una sociedad en la que debemos cumplir con leyes, normas, reglamentos. Ante la realidad inusitada en que nos ha sumergido la pandemia global se nos impone “quedate en casa”, guardá distancia social”, “evitá los intercambios familiares y de amistades”, “usá barbijo”, ¨solo podés quitártelo en determinadas situaciones”… Nada de esto era posible de ser pensado, menos aún ´obedecido´, en el estado previo al que osada o irreflexivamente hoy llamamos “normalidad”. Pactamos entonces, a partir de la pandemia, un nuevo contrato social sanitario. Así es que, para preservar la salud propia y la de nuestros congéneres, los ciudadanos somos impelidos a realizar determinadas conductas, es decir, a dar cumplimiento efectivo a un nuevo contrato para ser y estar en el mundo de una manera diferente a las habituales.

Ahora bien, qué es un contrato social y cómo nace. ¿Qué contrato regía antes de la pandemia? ¿Qué contrato social estamos asumiendo que existe actualmente? Y, más aún, qué contrato social estamos dispuestos a asumir. En la primera parte de este informe especial se revisa, de manera concisa, las postulaciones que sobre el concepto de contrato social han propuesto diversos pensadores. Si bien el concepto constituye actualmente un término de uso común, en ese tránsito ha ido perdiendo sus rasgos semánticos medulares. La propuesta es revisitarlo desde concepciones de la filosofía política y la sociopolítica.

En la segunda parte, se aborda el uso de la ´máscara´ —barbijo, mascarilla, tapaboca— y su evolución histórica con valor de protección de la salud desde el siglo XIV a la actualidad.

Las epidemias, y más aún, las pandemias, por su llamamiento al estado de excepción y por la inflexible imposición de medidas extremas, son también grandes laboratorios de innovación social, y en este sentido, brindan la ocasión de una reconfiguración a gran escala de las técnicas del cuerpo y las tecnologías del poder, como advierte el filósofo español Paul Preciado.

Por otra parte, como el virus muta, si queremos resistir a la sumisión, nosotros también debemos mutar, nos alerta Preciado, dado que: “La curación y el cuidado sólo pueden surgir de un proceso de transformación política. Sanarnos a nosotros mismos como sociedad significaría inventar una nueva comunidad más allá de las políticas de identidad y la frontera con las que hasta ahora hemos producido la soberanía, pero también más allá de la reducción de la vida a su biovigilancia cibernética. Seguir con vida, mantenernos vivo como planeta, frente al virus, pero también frente a lo que pueda suceder, significa poner en marcha formas estructurales de cooperación planetaria”. En este marco, la tercera parte del informe consiste en una apostilla donde se aborda el reclamo, cada vez más fuerte, de que un nuevo contrato social incorpore también una perspectiva de desarrollo social sostenible, en vista a controlar la seguidilla de zoonosis que hemos venido experimentando y que, según dan la alarma numerosos expertos, podrían incrementarse en el futuro próximo.

“Contrariamente a lo que se podría imaginar —advierte Preciado*— nuestra salud no vendrá (exclusivamente**) de la imposición de fronteras o de la separación, sino de una nueva comprensión de la comunidad con todos los seres vivos, de un nuevo equilibrio con otros seres vivos del planeta. Necesitamos un parlamento de los cuerpos planetario, un parlamento no definido en términos de políticas de identidad ni de nacionalidades, un parlamento de cuerpos vivos (vulnerables) que viven en el planeta Tierra”. 

*Nota: https://www.enestosdias.com.ar/4447-la-gestion-de-las-epidemias-como-un-reflejo-de-la-soberania-politica. También, ver las reflexiones realizadas desde una perspectiva basada en los desarrollos teóricos de Michel Foucault: https://hal.archives-ouvertes.fr/hal-02564321/document

**Agregado por los editores.