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Actualmente el prefijo “neuro” pareciera atravesar horizontal y verticalmente variadas disciplinas. Así, podemos encontrar palabras bastante conocidas y otras relativamente nuevas relacionas con las investigaciones en el área de las neurociencias y aplicadas a otras disciplinas como el derecho, la ética, informática, genómica, economía, tal como ha sido revisado en un artículo donde se analiza cuándo es adecuado el uso del prefijo neuro- y cuándo es dudoso*. En este sentido, el doctor en Medicina e investigador argentino Eduardo Diego Patricio De Robertis ha contribuido significativamente al avance y el conocimiento de la neurobiología del sistema nervioso, sin perjuicio del uso y abuso actual de ese prefijo.
De Robertis había nacido en Buenos Aires, el 11 de diciembre de 1913, y murió también allí el 31 de mayo de 1988. Se graduó con medalla de oro en Medicina por la Universidad de Buenos Aires, realizó perfeccionamientos en las universidades estadounidenses de Chicago y John Hopkins; integró el primer directorio del Conicet y fue uno de los más activos colaboradores del Premio Nobel argentino de Medicina y Fisiología de 1947, Bernardo Houssay.
Es difícil destacar un trabajo “imperdible” de De Robertis, porque varios de ellos se destacaron debido a la relevancia que tuvieron, y aún hoy persisten.
Tres son los elementos básicos que podemos identificar en la obra y en la trayectoria científica de Eduardo De Robertis, claramente interconectados: la célula, objeto último de su conocimiento; el microscopio electrónico, la herramienta básica que utilizó en su investigación; y el libro, el instrumento al que recurrió para difundir su concepción de la célula como unidad integradora de todos los fenómenos biológicos.
Durante su estancia en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés) haciendo usufructo de una beca Guggenheim, a finales de 1947, identificó por vez primera los microtúbulos utilizando microscopia electrónica. El descubrimiento fue revelado en el encuentro de la Sociedad Americana de Microscopía electrónica y, posteriormente, publicado en la revista Journal Experimental Medicine en 1953. En la actualidad sabemos que los microtúbulos son constituyentes esenciales del citoesqueleto celular y que tienen una crítica participación en diversas actividades biológicas.
Por aquellos años, además, De Robertis realizó, junto al investigador estadounidense H. Stanley Bennett del Departamento de Anatomía, de la Universidad de Washington, el que, en sus propias palabras, quizás haya sido su descubrimiento más importante: las vesículas sinápticas existentes en las terminales presinápticas.
El próximo paso fue tratar de establecer la relación con el proceso de transmisión y, en ese sentido, De Robertis vinculó el almacenamiento de los neurotransmisores a la transmisión del impulso nervioso, hecho que acabará demostrando años más tarde cuando consiguió aislar esas vesículas e identificó, asimismo, las características que presentan algunos receptores sinápticos.
Para ello, el laboratorio dirigido por De Robertis en la Universidad de Buenos Aires desarrolló un método para analizar la estructura y la bioquímica del cerebro. El método se basó en el fraccionamiento celular adaptado a la compleja y débil ultraestructura del tejido, que le permitió obtener fracciones celulares lo más puras posibles.
La investigación sobre las vesículas y los receptores sinápticos liderada por De Robertis, publicada en revistas tan prestigiosas como Nature y Science, confirmó la teoría de la neurona del médico y científico español Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1906, y cerró definitivamente la vieja polémica entre neuronistas y reticularistas.
Grandes avances han sido realizados durante el siglo pasado en el conocimiento de las ciencias médicas y biológicas merced al uso del método reduccionista, científico y sintético. Actualmente, la generación de información se realiza de una manera impulsiva y quizás, desmedida. El acceso a ella es sencillo, aunque resulta arduo conocerla y madurarla en profundidad. De aquí se desprende la diferencia entre “información” y “conocimiento”. En nuestra opinión, para la generación de saltos de calidad y cambios de dogmas en el conocimiento se requiere de procesos de síntesis, que constituyen, al menos para la filosofía, una composición o el montaje del análisis de las diversas partes de un todo para alcanzar una unificación. Según el filósofo y científico prusiano del siglo XVIII, Immanuel Kant, la síntesis consiste en la unión de lo dado empíricamente con la experiencia objetiva. Las investigaciones llevadas a cabo por Eduardo De Robertis constituyen un claro ejemplo de la síntesis en la neurobiología del sistema nervioso, que aún hoy persiste.

Mariano Boccia es bioquímico y farmacéutico, doctor de la Universidad de Buenos Aires (UBA); profesor asociado de Farmacología, Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA; e investigador del CONICET.

*Nota. Muzur, Amir; Rinčić, Iva. Neurocriticism: a contribution to the study of the etiology, phenomenology, and ethics of the use and abuse of the prefix neuro-. Jahr – Annual of the Department of Social Sciences and Medical Humanities, 2013, Vol. 4 No. 7: 545-55.

Bibliografia sugerida
De Robertis, E.; Bennett, S. H. Ultrastructure of earthworm and frog synapses. Fed. Proc., 1954, 13:35.
De Robertis, E.; Bennett, H. S. Some features of the submicroscopic morphology of synapses in frog and earthworm. J. Biophys. Biochem Cytol, 1955, 1(1): 47-58.
De Robertis, E. Ultraestructure and Cytochemistry of the Synaptic Region. Science, 1967, 156: 907-914.
De Robertis, E.; Rodríguez de Lores Arnaiz, G.; Pellegrino de Iraldi, A. Isolation of synaptic vesicles from nerve endings of the rat brain. Nature, 1962, 194: 794-795.
De Robertis, E.; Pellegrino de Iraldi, A.; Rodriguez de Lores Arnaiz, G.; Salganicoff, L. Cholinergic and non-cholinergic nerve endings in rat brain – Isolation and subcellular distribution of acetylcholine and acetylcholinesterase. J Neurochem, 1962, 9: 23-35.