Mi nombre es Diego Canseco, soy Farmacéutico y orgulloso egresado de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Recientemente, me convertí en el primer graduado de la novísima carrera de posgrado de Especialización en Biotecnología Bioquímico-Farmacéutica que se dicta en nuestra Facultad.
Durante todos estos años he podido comprobar que el acceso a la educación y la obtención de un título en una universidad pública no necesariamente significan lo mismo para cada uno de nosotros. Y, en este sentido, siempre suelo decir que la mía es una historia triste con un final feliz. Nací en Tucumán, pero crecí en un barrio marginal del conurbano de Buenos Aires, signado por la falta de recursos de todo tipo, no solo económicos y educativos. Sin embargo, todavía conservo en la memoria la aspiración más grande y sagrada que tenía para mí desde niño. Por entonces, ya sabía lo que quería hacer el resto de mi vida: estudiar. Sin lugar a dudas, y haciendo un análisis retrospectivo, la parte feliz de mi historia está fuertemente vinculada a la concreción de ese anhelo.
Al finalizar el colegio secundario, me decidí por la carrera de Farmacia porque combinaba dos elementos que consideraba indispensables a la hora de justificar una elección universitaria. Por un lado, soy un gran apasionado de la química y la biología. Pero, por otro, también intuía que el aspecto biomédico de la carrera me llevaría indefectiblemente hacia un lugar interesante desde el punto de vista profesional. Hoy puedo terminar de definir con más precisión esta última idea y afirmar que, en el complejo escenario actual que el área de la salud configura, la actividad profesional del Farmacéutico, concebido como un integrante más dentro de un equipo interdisciplinario, es de vital importancia.
En julio de 2015, y prácticamente por casualidad, sintonicé un programa de “Dosis de Radio” en el que el doctor Daniel Turyn y la doctora Adriana Carlucci informaban de la apertura de una nueva carrera de posgrado en Biotecnología para Farmacéuticos y Bioquímicos en nuestra Facultad. Esa misma semana, después de hacer muchas averiguaciones en la Secretaría de Posgrado, me inscribí.
La carrera de especialización en Biotecnología Bioquímico-Farmacéutica pone a disposición de los alumnos una excelente combinación de docentes que sobresalen ya sea por su trayectoria académica o bien por su experiencia en el sector industrial. Está constituida por nueve módulos curriculares estratégicamente planificados y que se dictan durante dos años. Desde temas relacionados con las metodologías aplicadas para la manipulación de macromoléculas biológicas, hasta aquellos en estrecha dependencia con la vinculación tecnológica y los planes de negocios, la carrera brinda una inmejorable oportunidad para la adquisición de conocimientos, criterios y habilidades profesionales.
El miércoles 11 de abril de 2018 defendí mi trabajo final titulado “Productos biofarmacéuticos transgénicos: pasado, presente y futuro de las especialidades medicinales basadas en el Pharming”, bajo la dirección de la doctora Ana Sotelo, en el Aula de Conferencias. De esta manera me convertí en el primer Especialista en Biotecnología Bioquímico-Farmacéutica de nuestro país. No obstante, más allá de conformar un gran logro y una enorme satisfacción personal, me entusiasma mucho más la idea de poder difundir y amplificar esta carrera de posgrado en el contexto de las nuevas ofertas que propone nuestra Facultad.