Las úlceras por presión o escaras son lesiones en la piel y los tejidos subyacentes producidas como resultado de una presión prolongada en la piel. Constituyen un grave problema de salud con severas repercusiones económicas, éticas y legales que reflejan el desconocimiento sobre esta patología y la falta de concientización sobre la importancia de prevenirla.
Las úlceras por presión (UPP) figuran entre los eventos adversos más comunes durante la atención hospitalaria, según un Estudio Iberoamericano de Eventos Adversos (IBEAS) sobre la seguridad en la atención en los hospitales publicado en 2010. También reveló que, en América Latina, el 10 % de los pacientes internados sufre de uno o más eventos adversos durante la atención, y que el riesgo se duplica a medida que se prolon-ga la internación. La cifra en la Argentina fue incluso más alta, del 12,1 %. Más allá de los altos índices, el 95 % de las UPP son prevenibles.
Las escaras pueden desarrollarse en el transcurso de horas o días. La mayoría de las lla-gas se curan con tratamiento, pero algunas nunca se curan completamente. Está demos-trado que las UPP afectan la calidad de vida del paciente, y pueden complicar, e incluso hacer fracasar, el tratamiento de la enfermedad por la cual fue hospitalizado. Por lo mencionado, es necesario que en todas las instituciones de salud se desarrolle un trabajo multidisciplinario orientado a la prevención, la detección y la instauración de un trata-miento precoz de estas lesiones.
Las UPP aparecen debido a la presión sostenida de una prominencia ósea sobre una su-perficie externa. La presión, bien sea directa, por fricción, deslizamiento o cizalla, puede reducir el flujo sanguíneo capilar de la piel y los tejidos subyacentes. Si la presión no desaparece, puede generar muerte celular, necrosis y rotura tisular, desembocando en osteomielitis y sepsis, que son las complicaciones más graves.
Factores de riesgo que promueven la aparición y desarrollo de las UPP
• Edad avanzada
• Inmovilidad
• Obesidad
• Pérdida de la sensibilidad
• Estado nutricional inadecuado
• Humedad excesiva de la piel
• Nivel de conciencia disminuido
• Tratamientos con simpaticomiméticos, corticoesteroides, citostáticos, y ciertas enfermedades que pueden interferir en el proceso de curación: diabetes, cáncer, insuficiencia renal, enfermedades neurológicas, cardiovasculares y respiratorias que disminuyan la oxigenación tisular, entre otras.
SITIOS COMUNES DE LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN
En las personas que utilizan sillas de ruedas, las escaras suelen aparecer en la piel en los siguientes sitios: coxis o glúteos, omóplatos y columna vertebral, y parte trasera de los brazos y piernas donde se apoyan en contacto con la silla.
En el caso de quienes necesitan permanecer en la cama, pueden aparecer escaras en la parte trasera o los lados de la cabeza, los omóplatos, la cadera, la espalda lumbar o el coxis, los talones, los tobillos y la piel detrás de las rodillas.
Tipos de UPP según el grado de afectación tisular
• Grado I. Eritema en piel intacta.
• Grado II. Úlcera superficial con aspecto de abrasión, ampolla o cráter superficial. Pér-dida parcial del grosor de la piel que afecta a la epidermis a la dermis o a ambas.
• Grado III. Úlcera marginal diferenciada, generalmente con exudado y bordes definidos. Pérdida total del grosor de la piel que implica lesión o necrosis del tejido subcutáneo.
• Grado IV. Úlcera que penetra hasta el músculo e incluso hasta el hueso y articulaciones.
PREVENCIÓN
Actualmente no existe tratamiento para esta patología, sin embargo, existen medidas que se pueden tomar preventivamente, como reducir o eliminar, en lo posible, los puntos de presión y fricción, mediante: cambios posturales, masajes u otras medidas adicionales, como el uso de colchones y cojines especiales, almohadas, taloneras, etc.
También se debe realizar cambios posturales cada dos-cuatro horas en el paciente inmovilizado; el lavado de la piel con agua y jabón neutro y secado sin fricción; y la aplicación de cremas hidratantes en pieles secas y ácidos grasos hiperoxigenados en zonas de riesgo, con masaje ligero y en forma circular. Sin embargo, no es conveniente dar masaje en zonas de prominencias óseas previamente enrojecidas.
Así también se debe mantener la ropa de cama limpia y sin arrugas; y en caso que corresponda, cambiar con frecuencia el pañal, vigilar en cada cambio postural y cada vez que sea preciso. Se recomienda realizar movilización pasiva y fomentar el mayor nivel de movilidad animando a la sedestación el mayor tiempo que tolere el paciente. Se requiere mantener al paciente en posición funcional: cuerpo alineado y extremidades apoyadas para prevenir deformidades.
Es necesario asegurar la correcta ingesta de alimentos para prevenir la malnutrición. Y, en especial, examinar la piel del paciente todos los días para una detección temprana.
Sofía Harriet es farmacéutica y bioquímica, tesista doctoral de la Universidad de Buenos Aires, en el Laboratorio de Ciencias de los Materiales y Tecnología Farmacéutica (CIMATEC) del Instituto de Tecnología Farmacéutica y Biofarmacia (INTECFyB).
Viviana Mourino es farmacéutica y doctora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigadora adjunta del CONICET, y profesora asociada del Departamento de Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica; UBA; a cargo del Laboratorio de Ciencias de los Materiales y Tecnología Farmacéutica (CIMATEC) del Instituto de Tecnología Farmacéutica y Biofarmacia (INTECFyB).